Si hay tendencia. Durante esta etapa se presentan cambios en el metabolismo, como aumento en la grasa corporal y visceral. Esto se acompaña de un descenso en la actividad física en la mujer de mediana edad y se genera un descenso en gasto metabólico, es decir, cambios corporales y en el estilo de vida que tienen implicaciones negativas en el sistema cardiovascular. La redistribución de la grasa hacia las regiones abdominal y subcutánea coincide con la transición a la menopausia (primeros 2 años antes de que la mujer deje de reglar).

Los calores o sofocos duran entre 1 y 3 años, pero no existe una norma general que determine esto. Los sofocos dependen en gran medida de determinados factores personales de cada mujer. Es por ello que hay mujeres que los sufren durante 10 o 12 años.

Cuatro de cada cinco mujeres experimentan sofocos y sudores nocturnos en los años anteriores a la finalización de periodo menstrual.Hay factores personales que influyen en la duración de los bochornos como causas hereditarias, el índice de masa corporal, la alimentación, el ejercicio físico, los niveles de estrés y por supuesto los remedios que tomes (hormonales o naturales).

Las investigaciones han destacado que los cambios hormonales en la menopausia tienen efectos sistémicos, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, cánceres asociados con la adiposidad central y pérdida ósea, así como fracturas por fragilidad.

Además, se impacta el entorno laboral; cuanto más graves son los bochornos, más se ven afectadas las actividades diarias.

Por supuesto es posible, se requiere de una adecuada orientación y motivación de la mujer. El primer paso es acudir con regularidad al profesional en ginecología para comentar los síntomas, posibles tratamientos y abordajes a seguir. También es esencial adoptar una rutina con ejercicio moderado (60 minutos entre 3 a 5 veces por semana), controlar la alimentación y reducir/eliminar el consumo de sustancias nocivas (como alcohol o tabaco).